Allende Martín 

Consultora y analista política

Se ha dado poca tregua a los ciudadanos. Desde el 29 de mayo que el presidente Pedro Sánchez convocó de manera inesperada nuevas elecciones generales, estamos sumergidos hasta el 23J en pactos, análisis, estrategias,  encuestas, listas de los candidatos, precampaña, campaña, debates, mítines, Día D (elecciones) y más pactos.

Con el desgaste del jefe del Ejecutivo la estrategia de La Moncloa es tener mayor visibilidad en los medios de comunicación para transmitir una imagen más humana y cercana con el fin de movilizar y concentrar el voto progresista: recuperar parte de los 750.000 votos perdidos el pasado 28M. Las recientes encuestas así lo anuncian al haber remontado desde los 97 escaños a los 107 diputados. Haber traspasado la barrera de los 100 era fundamental.

Las maquinaria electoral de las formaciones políticas estaba a todo gas. Para los ciudadanos la fecha del 23 de julio es un trastorno, si tenemos en cuenta que entre un 27-30% de los ciudadanos estarán de vacaciones y la posibilidad para ejercer el voto es por correo.

A las pocas horas del anuncio, la web de Correos recibió un aluvión de peticiones y se prevén 3.000.000 de solicitudes hasta la fecha límite, el 13 de julio. El último día para votar por correo será el 20 de julio.

Tampoco olvidemos el riesgo de las altas temperaturas para las personas mayores que acudan a votar. En definitiva, es una mala, malísima fecha o la idónea depende de cómo se mire. Según la encuesta de Gad3, del 11 de junio, un 45% considera negativo estos comicios.

Debate Cara a Cara

Ante la urgencia y necesidad del líder del PSOE de remontar los resultados del 28M, propuso como primera medida: 6 debates, cara a cara, con Alberto Nuñez Feijóo para ejercer presión al jefe de la oposición porque es menos dado a los debates. No aceptó porque como candidato que ganaría las elecciones, según los sondeos, es muy probable que no quiera asumir riesgos y errores.

Como siempre el debate electoral es la “joya de la corona” porque ha arrebatado más poder al mitin donde los candidatos, exponen sus programas, oratoria, discurso, cercanía o distancia, y todo error o acierto es lo que puede ayudarles para mover votos. Además, con el calor que se prevé en julio, la afluencia de mítines es menor. La televisión es el medio por excelencia para llegar a la audiencia. Sin embargo, la intención de voto que puede mover un debate es poca pero determinante entre un 2% o 4%. Por ello, los partidos necesitan convencer a ese 22% de indecisos que se deciden en la última semana de campaña y el 6 % el mismo día de las elecciones.

El debate Cara a Cara y único en Atresmedia tuvo un ganador: Alberto Núñez Feijóo arrinconó a Pedro Sánchez. Un debate muy bronco, tenso con continuas acusaciones de mentir, interrupciones y llamadas al orden por los dos moderadores.

En la primera parte el candidato gallego sorprendió muy a la defensiva y en la que ambos sacaron una batería de datos entre la inflación y el empleo a pesar de que Feijóo se chupara los labios por la sequedad- más de 16 veces que demuestra nerviosismo y bloquee el mensaje. Avanzado el debate, Sánchez perdió oportunidades y se puso en el marco de Feijóo como el Falcón, aunque golpeó con los acuerdos entre PP y Vox y las políticas de igualdad y violencia de género.

En el minuto de oro, el presidente Sánchez miró a cámara retomó de nuevo ETA,  la pérdida de las medidas sociales y “regresar al túnel del tiempo” aunque pidió el voto. Feijóo expuso que quiere ser presidente del Gobierno, sencillo y apeló al voto mayoritario para acabar con los bloques y extremos, pero restó mirar 6 veces los papeles.

Ya en las sedes Sánchez fue aplaudido por sus militantes con camisetas rojas como si de la selección española se tratara con el número 23 en amarillo, la fecha de las elecciones y exclamando que va a ganar las elecciones. Feijóo fue también aclamado por los suyos victorioso de una larga noche electoral.

Veremos en las encuestas lo que mueve en intención de voto. Un Cara a cara lleno de expectación que consiguió una audiencia del 46,5% casi 6.000.000 millones de espectadores de como hace años.

La movilización es prioritaria para todas las formaciones; raspar votos que son necesarios tanto para el bloque de las derechas como el de las izquierdas. El regreso del bipartidismo o “bipartidismo de bloques”.

En toda democracia los debates son necesarios y deberían estar regulados por ley con el número de debates, formaciones políticas con representación parlamentaria o mínimos. Sólo en tres comunidades autónomas son obligatorios: Murcia, País Vasco y Castilla la Mancha, pero no para unos comicios generales.  La exigencia que establece la Junta Electoral Central es que se celebre bajo los principios de igualdad, proporcionalidad, neutralidad y objetividad. En Europa tampoco es obligatorio en Francia, Alemania, Italia, ni tampoco en EE. UU. aunque suele haber un mínimo de 3 debates. En Latinoamérica sólo está regulado en Argentina y México.

Hace unas semanas analicé en las ondas de Capital Radio, en “El Balance” de Federico Quevedo que 6 debates eran demasiados porque se pierde la expectación, interés por los candidatos y supone un desgaste de estos. Lo idóneo es un total de 3: un cara a cara, otro a 4 y otro a 7.

Estrategia de entrevistas en platós: recuperar el voto perdido 

Siguiendo con la estrategia de visibilidad del presidente Sánchez en medios ha sido determinante querer dar a conocer su gestión de Gobierno, y acabar con el antisanchismo como ha denominado.

En el programa de “Más de Uno” de Carlos Alsina, el presidente respondió que “no mentía, sino que había cambiado de opinión” y fue objeto de muchos memes, comentarios en redes sociales y repreguntado en posteriores programas.  Aunque intentaba dar una imagen más cercana y pausado estuvo con un rictus tenso con el director del programa a quien llamaba Don Carlos. Reconoció que había tenido discrepancias con la ministra de Igualdad, Irene Montero y generó otra polémica cuando añadió que “muchos hombres y amigos de 50 años se han sentido excluidos con los mensajes de la ministra”.

Sin embargo, en los programas de La Sexta como  “El Intermedio” de Wyoming, y “Lo de Évole” estuvo más cómodo. En el primero más informal, aunque acudió con chaqueta, y se enfrentó muy bien a una pregunta indiscreta si usaba boxer o tanga que de manera rápida salió muy airoso y “si te digo que no llevo nada. Transmitió una imagen cercana y divertida para acabar con la distancia que había construido en estos años.

En el programa de Évole vestía camisa azul vaquera. Y aunque estaba cómodo se mostró más serio con primeros planos, voz pausada y suave. Expone el concepto de lo que es la mentira y la obligación que tenía de acudir a los programas y hacer ver que no es ni tan n malo ni frío y “pinchar la burbuja de mentiras que ha inflado el antisanchismo”. Explicó de nuevo su gestión, la pandemia, la guerra de Ucrania, los errores con la ley del sólo sí es sí. Incluso se sinceró que en pandemia recibió terapia, para trasmitir esa imagen de hombre corriente e identificarse con los demás.

En el programa “El Hormiguero” los dos candidatos Sánchez y Feijóo entrevistados por Pablo Motos ha sido un anticipo, un predebate cara a cara. Con audiencias récord los dos y gran expectación. Está claro que en esta campaña el medio por excelencia es la televisión y así es la estrategia de” plató en plató.

El hormiguero Feijóo y Sánchezf

Pedro Sánchez acudió al programa de nuevo con camisa azul vaquera. Me recordó a la conocida y mítica chaqueta de pana de Felipe González. El entrevistador Pablo Motos iba como siempre de blanco, colores del Partido Popular, mientras que Feijóo fue con una rancia chaqueta gris que marcaba una arruga en el cuello.

En la forma Sánchez dio la impresión de arrinconar a veces otras estar a la defensiva, y hacer respuestas muy largas que en ocasiones no dejaba entrevistar a Pablo Motos para dominar. Respecto al fondo insistía en hacer frente a una oleada de ataques, bulos de medios conservadores y aclaró lo que es el antisanchismo, y lo que supondría para España los pactos entre PP y Vox.  Fue tajante y seguro que “va a ganar las elecciones”.  En general salió airoso.

Sin embargo, lo que sí sorprendió fue la entrevista de Pablo Motos a Alberto Nuñez Feijóo quien consiguió buena nota porque transmitió una imagen de presidenciable, coherente, solvente en respuestas, dando datos de lo que haría de su programa, qué ministerios reduciría, los pactos con Vox, cómo quiere gobernar y que aspira a la mayoría. En definitiva, transmitió una imagen muy positiva no muy conocida: cercana y humana.

Este frente a frente en los medios en precampaña favoreció a los dos candidatos: Sánchez recuperó terreno y Feijóo ganó en imagen. Sin embargo, en el Cara a Cara del Debate electoral ha sido un jaque mate a Sánchez y la estrategia diseñada en precampaña, recuperar parte del voto perdido, aunque es un experto en supervivencia.

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