EDUARDO LÓPEZ-
Nos enfrentamos a la que tal vez sea la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantos países están sufriendo una caída tan acuciada de su PIB, y en mayor medida, de pérdida de poder adquisitivo, según la edición de junio de 2020 del informe ”Perspectivas Económicas Mundiales” del Banco Mundial.
Se prevé que la actividad económica y productiva de los países desarrollados se contraiga en torno a un 7 % en 2020, en el mejor de los casos. Las expectativas prevén que los mercados emergentes y las economías en desarrollo de Oriente Medio, por sus siglas en inglés MEED (Middle East Economic Digest), se contraigan en menor medida, a saber, en torno a un 3 % este año. Esto supondría su primera contracción como grupo en sus 60 años de historia. A nivel mundial, una disminución del PIB per cápita de un 4% llevaría a millones de personas a la pobreza extrema este año.
Estados Unidos y China representan casi el 40% del PIB mundial, y partiendo de esta base, se puede entender la lucha y competencia entre ambos por ser la primera potencia mundial y sumar aliados para doblegarse mutuamente.
Los efectos están siendo particularmente profundos en los países más afectados por la pandemia y en aquellos que dependen en gran medida del comercio internacional, el turismo, las exportaciones de productos básicos y la financiación externa. En el caso de España, que ocupa el lugar 14º en términos de volumen de PIB con 1,24 billones de euros, representa el 1,66% del PIB mundial. La Unión Europea representa en torno al 21%, y por ello, tiene un papel decisivo en su posicionamiento, tratando siempre de mantenerse al margen de guerras comerciales.
Principalmente nuestra economía se sustenta en tres pilares que representan en torno al 30% del PIB:
La aportación del turismo al PIB genera, según el informe elaborado por American Express y World Travel & Tourism Council (WTTC), alrededor de 191.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, representa un 15% del PIB, siendo el único sector en conseguir que por cada euro que se aporta a la economía española, se generen 1,4 euros y que por cada millón de euros que produce, se estima que se crean 19 empleos (6 de ellos directos, 9 indirectos y 4 inducidos). El sector cerró su máximo histórico en 2018 con una cifra de 82,8 millones de visitantes.
España, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos son las naciones más preparadas del mundo en lo que respecta al turismo, como establece el último ranking de viajes y turismo del Foro Económico Mundial.
Nuestro país fue por tercera vez consecutiva “el más competitivo del mundo en términos turísticos”, según indica el Informe sobre Competitividad en Viajes y Turismo 2019 que cada dos años publica el Foro Económico Mundial (World Economic Forum). “España ha desarrollado una economía focalizada en el turismo, en la que más de la mitad de los ingresos del sector proceden de visitantes internacionales”, destaca el informe.
La industria de la automoción es el segundo pilar y representa el 10% del PIB, (incluyendo distribución y actividades anexas) y genera 300.000 empleos directos y 2 millones de puestos de trabajo indirectos.
Como tercer pilar se sitúa la construcción. La crisis causada por la Covid-19 es aún una incógnita, sin embargo, algunas previsiones (FMI, Banco de España, Funcas) auguran descensos del PIB entre 7% y 9% para 2020 y sendos repuntes de entre el 4,5% y el 6% para 2021.
Basándonos en datos históricos, cuando el ciclo económico era expansivo, la construcción es capaz de crecer por encima del PIB, aunque después ofrece menos resistencia a caer cuando el ciclo revierte. Nos encontramos en una situación de incertidumbre, debido a que en 2006 este sector representaba el 10,4 % de nuestra economía y en 2018 el 5,6%.
Con la llegada de esta pandemia nuestros cimientos económicos se han convertido en nuestro talón de Aquiles, poniendo de manifiesto un problema estructural que sufren la mayoría de las economías occidentales, que no es otro que el mantenimiento durante décadas de un Estado de Bienestar obsoleto, y le pese a quien le pese, está quebrado. España tiene actualmente una deuda pública en torno al 120% y una deuda exterior del 200%.
El gasto en nóminas públicas supondrá un incremento de más de 8.000 millones de euros en 2020. Los sueldos de los funcionarios y trabajadores públicos exigirán un desembolso de más de 140.000 millones este año, siempre y cuando no se lleve a cabo una reforma estructural de las Administraciones Públicas. Un millón de empleados se quedarán sin opción a un puesto de trabajo, y si a esos le sumamos que a 4 millones se les aplicará un ERTE a lo largo del presente año, la situación se agravará sensiblemente.
El problema radica en que España es el único país de la Unión Europea que no ha actualizado sus Presupuestos, incumpliendo con su techo de gasto e incrementando el déficit acordado con Bruselas. En definitiva, con un 30% del PIB representado por el turismo en un 15%, la construcción en un 5% y la automoción en un 10%, no es que estemos en una crisis, es que, si no se encuentra una solución rápida a esta pandemia, en un año perderemos el crecimiento generado desde 2003.
Nos acercamos a un escenario similar al de una posguerra, si tenemos en cuenta que el PIB del conjunto del sector servicios cayó un 4,7% en el primer trimestre de 2020, mientras que en el segundo trimestre de 2020 sufrió una caída histórica un 18,5%. Si este último dato se diera de manera interanual, hablaríamos de una caída del 22,1% o de un 55% anualizado, por lo que la estimación, mientras no haya una vacuna, rondaría el 30% de nuestro PIB, o lo que es lo mismo unos 400.000 millones de euros.
Según las previsiones del Banco Mundial el crecimiento mundial podría repuntar en torno a un 4 % en 2021. Sin embargo, la posibilidad de que la pandemia se prolongue en el tiempo puede ocasionar incertidumbre y fluctuaciones en los mercados financieros, produciendo una contracción del comercio internacional y las relaciones de suministro. Si se diera este escenario, la economía mundial podría contraerse hasta un 8 % este año, recuperándose apenas por encima de un 1 % en 2021. Es más que probable que la crisis deje cicatrices difíciles de borrar y que plantee complejos desafíos mundiales”, señaló Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial, y en la misma línea que el director general de la OMS, Tedros Adhanom quien dijo que esta pandemia dejará daños psicológicos durante décadas.
Eduardo López
Economista y analista de CompoLider. Graduado con medalla de Honor a los servicios prestados en la Universidad Complutense de Madrid como miembro del Consejo de Gobierno. Ha sido asistente en el Parlamento Europeo del diputado D. Leopoldo López Gil y en la Consulado General de España en Bogotá.
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