ALLENDE MARTÍN-

El mundo se ha parado y no estábamos preparados para esto.

Hace tres meses no éramos conscientes de todo lo que iba a acontecer y hemos vivido en estos últimos 50 días confinados. El mundo globalizado al que estábamos acostumbrados con libertad de movimientos, servicios, trabajadores, mercancías, sin embargo, qué gran paradoja,  se cerraron las fronteras porque un virus ha puesto en jaque a todos los gobiernos del mundo.

Esta pandemia ha desnudado a nuestros políticos por sus actuaciones, reacciones y esperábamos mucho más. También uno se pregunta de la responsabilidad general cuando hay vídeos virales de Bill Gates de 2015 o de políticos como George Bush en 2005 y Barack Obama en 2008, que anunciaban y preveían que la humanidad sufriría por el aire el mayor desafío.

¿Cómo es posible que los dirigentes mundiales teniendo información privilegiada de científicos de la OMS, Organización Mundial de la Salud, grandes laboratorios, epidemiólogos, en definitiva, de los mejores expertos que el mayor riesgo sería un virus? ¿Cómo es posible que las Administraciones Públicas no se hubieran dotado de verdaderos planes de prevención, de suministros causando grandes daños que nos ha estallado a todos en la cara?

En comunicación de crisis, lo primero que se necesita es tener un plan de prevención de la situación, pero han quedado desfasados todos a pesar de la hiperconexión, adelanto tecnológico e Inteligencia Artificial (IA).

Las corporaciones se preparan con simulaciones ante situaciones adversas para no poner en peligro su reputación y supervivencia ante catástrofes.  ¿Cómo es posible que grandes refinerías de petróleo, sirva de ejemplo, estén mejor preparadas que los gobiernos teniendo un referente en 2014 con la crisis del Ébola y no se hayan reforzado?

Todo parece de ciencia ficción y han sobrepasado todas las expectativas.

Esta crisis sanitaria del Covid-19 ha trastocado el liderazgo de los políticos. Se han puesto a examen y apenas aprueban porque han fallado en planificación, actuación y gestión.

Desde un principio se minimizó el virus en Europa y Estados Unidos sin tener en cuenta las decisiones tajantes de China,  donde se originó. En América Latina al ver la magnitud y el desarrollo de las circunstancias de las cifras de fallecidos en España e Italia, el cierre de fronteras se adelantó, siendo eficaz para no tener un elevado número de fallecidos.

Nadie se salva, la OMS ha sido criticada por la Universidad Sueca de Umea, según un estudio en la Journal of Travel Medicine, por subestimar la propagación y declarar que los efectos serían los de una simple gripe.  Y lo mismo les ha pasado a los mandatarios más relevantes del planeta por su negación al virus.

Veamos cómo ha sido la gestión de la pandemia porque en este tipo de crisis los liderazgos o se refuerzan, deterioran o aparecen nuevos desconocidos por su capacidad de respuesta. Antes de nada y analizando el liderazgo femenino de las primeras ministras ha sido mucho más eficiente por la rapidez de actuación con mejor resultado: menos muertes e incluso acabar con el virus.

El liderazgo más contundente es el de Angela Merkel, la canciller alemana aparece ante los ciudadanos el 11 de marzo con un discurso directo, claro cuando dice ”esto es serio”, tómenselo en serio, dice la verdad y con ello involucra a su pueblo y continúa “depende de todos”.

Merkel, en todo momento, ha evitado el lenguaje bélico frente al virus. Es lo más inteligente y utiliza la palabra “desafío”. Es realista, su país no está en guerra a diferencia de Emmanuel Macron que sí lo mencionó, siete veces, o Pedro Sánchez utilizando el término de “batalla” así como excesiva  retórica en sus discursos de Churchill o de Kennedy, los grandes líderes del siglo pasado cuando no es extrapolable a este momento.

La mandataria alemana demuestra fortaleza y ejecuta, preparándose con material sanitario con antelación. Los resultados son evidentes: Alemania es el segundo país del mundo que mejor está protegiendo a su población frente a la pandemia del Covid-19. Ha ganado más popularidad hasta un 76%. La canciller utiliza las palabras exactas cuando declara “estamos ante un “éxito intermedio, ni más ni menos”. En su justa medida.

En esta línea de actuación y gestión contundente las primeras ministras de Nueva Zelanda, Jacinda Arden – con un país de 5 millones de habitantes y 19 fallecidos, es la única que puede decir que ha vencido al virus con una tasa de transmisión del 0,3% –  y de Taiwan, Tsai Ing-wen actuaron con rapidez al cerrar las fronteras tomando 120 medidas para evitar la propagación. Su gestión ha sido excepcional y pasará a la historia como lo que CNN ha llamado “de las mejores respuestas del mundo”. Por su parte, Erna Solberg, primera ministra de Noruega utilizó “el amor” en una rueda de prensa para niños que más tarde adoptaron en otros países.

Estos liderazgos femeninos triunfan porque han aplicado empatía, cercanía, contundencia y rapidez de actuación. Según estudios de directores de Recursos Humanos, las mujeres en puestos de alta responsabilidad ejercen un liderazgo que se caracteriza por ser más propensas a llegar a pactos, más flexibles, se adaptan mejor a los cambios, alientan la participación y cooperación y, tienen un mayor desarrollo e inteligencia emocional.

Por otro lado, hemos visto nuevos liderazgos que desconocíamos, capaces de ensombrecer a sus presidentes como Andrew Cuomo, gobernador de New York y José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid. Ambos políticos han actuado de una forma muy parecida: disponibilidad inmediata y ayuda al ciudadano, mediante la acción, gestión, transmisión e información constante y transparente a todos los medios con un tono conciliador y de unidad al reunirse con otros representantes de diferentes formaciones para conocer su opinión. En concreto, ambos han recibido buenas valoraciones y reconocimientos de la ciudadanía, medios e incluso políticos de diferente ideología.

Por contraposición, los hiperliderazgos populistas que son incongruentes, sino juzguen como Donald Trump adopta una reacción negacionista al virus en hacerse las pruebas, falta de reacción, ejecución y crítica a otros mandatarios. Pero lo más inaudito fue la semana pasada con declaraciones en rueda de prensa que para vencer al Covid-19 “recomendaría inyecciones de desinfectante o aplicando luz solar en el cuerpo humano”,  lo que reduciría al máximo su credibilidad y ocasionaría más de 100 ingresos en hospitales por intoxicación.

En esta línea, nos hemos quedado perplejos con otros mandatarios de Latinoamérica como AMLO, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, con una comunicación política que ha polarizado a la ciudadanía, además, de ponerlos en riesgo y establecer medidas de actuación contradictorias y, manifestar que el detente al virus sería “una estampita” en lugar de establecer el distanciamiento requerido para evitar la propagación. Lo negaba dándose baños de multitudes abrazando y besando a los niños porque era el lema que utilizó en las elecciones de 2018.  Con estos actos ha puesto en riesgo a su población en lugar de prevenir y tomar medidas.

Y qué decir de Jair Bolsonaro, defendiendo que Brasil “no podía parar” y el virus era un “resfriadinho” enfrentándose con gobernadores y ministros negándose a tomar medidas de distanciamiento  y provocando  dimisiones y tensiones con el ministro de Salud, que habría ganado una aprobación del 77% porque era “claro y transparente” frente al dirigente del país que caería en picado hasta el 33%.

El Covid-19 ha sido un tsunami sanitario porque se trataba de “salvar vidas”  frente al desconocimiento, inseguridad y miedo y, ahora queda otro tsunami económico y social demoledor, al que también están expuestos los políticos, donde se requiere unidad de actuación para la reconstrucción y, sobre todo, cooperación internacional y se tomen las mejores decisiones para el futuro de todos.

Las nuevas generaciones piden liderazgos de cercanía que defiendan sus libertades, no se les ponga en riesgo y con más solidaridad. Hemos visto que los verdaderos héroes han sido los empleados sanitarios, los trabajadores de suministros, logística, de supermercados y limpieza que han ayudado incluso arriesgando su vida para toda la población.

Esta crisis ha marcado un antes y después en toda la humanidad y el nuevo orden mundial está por llegar: “más humano y cercano”.

Allende Martín

CEO CompoLider

Con más de quince años como consultora en Comunicación Política, Relaciones Institucionales y Asuntos Públicos. Directora de Relaciones Institucionales y Comunicación de Westland. Medalla al Mérito Civil de Relaciones Institucionales por la International Academy of Social Sciences, IASS. Asesora de Portavoces, Oratoria y Comunicación No Verbal y Liderazgo.  Desde 2008 ha organizado foros de comunicación política  con políticos relevantes de las diferentes formaciones políticas, académicos, periodistas y analistas. Miembro de la Junta Directiva de PANEUROPA,  miembro de ACOP, Club Siglo XXI, Dama de la Orden de Carlos V y Lady de la Royal Society of Saint George. Colabora como analista política en diferentes medios de comunicación

 

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