YURY RAMIREZ.
En esta época nos encontramos con una masificación de información sobre el Covid-19, entre los que se cuenta los riesgos de contagio, la estrategia de quedarse en casa, la protección de los ancianos, el aislamiento social, la crisis económica, las ayudas sociales y el bombardeo constante de noticias sobre contagios, muertos y recuperados en todo el mundo.
Algunos gobernantes han sido cuidadosos y precavidos con el tratamiento de la pandemia en países como Nayib Bukele de El Salvador, y otros totalmente irresponsables como Yair Bolsonaro, presidente de Brasil, que aún piensa que el contagio es una simple gripe.
Para el caso de Colombia, las medidas tomadas de la cuarentena han puesto en evidencia varias situaciones: en primer lugar hay personas que son indispensables en nuestra cotidianidad que habíamos tenido subvaloradas como el trabajo incansable de los médicos, enfermeras y todo el personal que labora en el sector salud, por otra parte los policías y militares, los vigilantes, las personas que se desempeñan la tan necesitada logística de alimentos, las cajeras o reponedores en supermercados entre muchos que hoy son considerados nuestros “héroes”.
En segundo lugar, la economía se estancó causando graves perjuicios para todos, en este momento más allá que las personas mueran de Covid-19 también están muriendo de hambre, porque vivían de la economía informal, es decir de sus ganancias diarias y al no poder salir ya no tienen como llevar comida a sus hogares, ni pagar sus alquileres.
Sin embargo, a pesar de las duras situaciones que estamos viviendo, los sentimientos afloran, la solidaridad permanece y se iniciaron las campañas de atención a los menos favorecidos con ayudas humanitarias de emergencia como la compra de insumos alimenticios.
Los ciudadanos se volcaron en la primera semana con sentimientos genuinos para ayudar a través de la donación de alimentos, y desde las alcaldías y gobernaciones se dispuso lo necesario para la entrega de estos suplementos dietarios.
¡Todo esto es genial!, sin embargo, fueron medidas apresuradas para el inicio de la cuarentena. Me explico: Las personas en las capitales y las ciudades intermedias fueron receptivos con los toques de queda y sabían que la crisis se venía, por ende, se aprovisionaron de alimentos, entonces no era necesario iniciar la entrega de alimentos a personas que en ese justo momento tenían poco o mucho en sus alacenas.
La primera semana de cuarentena las personas reciben las ayudas del Gobierno, de las donaciones que han sido recolectadas por la gente de buen corazón. Los políticos hacen videos que suben a sus redes sociales entregando los alimentos, mostrando grandes bodegas en las plazas de mercado diciéndole a las personas que hay abundancia, que no se preocupen.
¿Qué va a pasar la tercera y cuarta semana de cuarentena? Las personas bondadosas que tuvieron la posibilidad de donar alimentos, no lo van a hacer, porque va a primar la satisfacción de sus necesidades básicas. Se inicia el miedo por la pandemia. En algún momento nos volveremos egoístas. ¿Qué va a hacer este político que ya no tiene mercados que entregar?
Entonces el Estado tendrá que salir a subsidiar a las personas que cesaron su trabajo formal, las que vivían de la informalidad y aquella clase media emergente que depende de arriendos de viviendas o de locales comerciales. ¿Qué les dirán ahora? ya no habrá abundancia de comida, porque las personas han dejado de donar. ¿Cuántos alimentos va a tener que comprar las ciudades? ¿cómo se van a entregar? ¿y que va a pasar con los que iniciaron la cuarentena bien, pero ya sienten la crisis en la tercera y cuarta semana y que no hacen parte de ningún listado de beneficiarios de ayudas sociales? ¿Qué va a pasar con los inmigrantes que salieron de sus países y no tienen posibilidades de acceder a ayudas aquí, y que tampoco pueden retornar a sus lugares de origen?
El reto es ahora, ¿qué vamos a hacer como sociedad?
¿Cuál va a ser la estrategia con la que piensa abordar los gobernantes todas estas situaciones sociales, si se han excedido en ayudas en la primera semana?, ¿cómo va a comunicar?
En ciudades donde la protesta social es constante y cada que hacen manifestaciones roban supermercados, dañan los bienes públicos. ¿Qué podemos esperar cuando las personas se sientan con física hambre? ¿Qué pueden hacer dos policías a la entrada de una bodega donde se almacena alimento, con una turba enardecida de más de cincuenta personas? ¿Cómo van a controlar eso desde los gobiernos locales?, si siempre hemos sabido que no hay suficiente fuerza pública.
Tenemos dos virus crecientes: un virus que nos quita la vida al hacer una falla sistémica en nuestros pulmones y el virus del hambre que ataca a Latinoamérica.
Por eso, el llamado ahora es que pidamos mucho por nuestros gobernantes, para que sean certeros en las políticas que estén trazando para sus países, a que como sociedad entendamos que esta cuarentena se va a extender más tiempo y que debemos racionar nuestros alimentos, pero que de alguna manera podemos ayudar con algo mínimo a una persona que esté pasando necesidad, para que la bondad no sea limitada y mejoremos el día a día a alguien que lo requiera. Sólo así le diremos a las futuras generaciones que a pesar de lo doloroso de la pandemia contribuimos en algo a la construcción de un mundo mejor.
Yury Ramírez- Colombia
Consultora política y gubernamental, experta en Alta Dirección del Estado, Máster en consultoría política y magíster en derecho administrativo. Ganadora Victory Awards 2018 a mujer influyente de la comunicación política. Directora de Precisión Consultores, firma especializada en comunicación gubernamental y marketing político.
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