Carlos García-Bañón
Experto en Territorios Inteligentes y Gobernanza
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto un duro golpe para el medioambiente, el sentido común y el consenso científico. Su gabinete, plagado de negacionistas y de obtusos (cambio climático, antivacunas, ayuda al desarrollo, violencia machista, recortes, geopolítica, diversidad, inmigración, aranceles, etc.) no parecen los más indicados para continuar impulsando una economía verde o la inaplazable transición energética. Como botones de muestra: la salida de los Acuerdos de Paris, el espaldarazo a los combustibles fósiles y el desmantelamiento de importantes leyes climáticas de la etapa Biden.
Afortunadamente no todo está perdido pues buena parte de las políticas públicas medioambientales a nivel estadounidense y mundial emanan de los poderes locales, es decir, de las urbes y sus alcaldes. Recordemos que en el mundo las ciudades solo ocupan un 3% de superficie, pero son responsables de alrededor del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las urbes tienen mayor flexibilidad que los gobiernos nacionales a la hora de aplicar medidas para reducir las emisiones y promover el uso de energías renovables, y poseen un mayor margen de experimentación e innovación en esta materia.
¿Qué son las soluciones basadas en la naturaleza (SBN)?
Ante un panorama urbano marcado por el cambio climático, la contaminación y el crecimiento poblacional, las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) emergen como una estrategia clave para mitigar los impactos negativos de la urbanización y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Son medidas con enfoques inspirados y respaldados por la naturaleza que buscan proteger, crear, gestionar y restaurar ecosistemas que ayuden ayudan a combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, generar beneficios económicos y sociales, y además ayudan de forma directa a cumplir los compromisos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS o agenda 2030) y con los Acuerdos de París sobre cambio climático.
Las SBN necesitan de una intervención activa y planificada del ser humano en los ecosistemas y pueden clasificarse como preservativas (conservación de ecosistemas existentes para mantener sus funciones y servicios), híbridas (combinación de infraestructura verde y gris para optimizar beneficios) o restaurativas (rehabilitación de ecosistemas degradados para recuperar sus funciones). Es importante destacar que esta definición no incluye soluciones “derivadas de la naturaleza” como por ejemplo las energías eólica, mareomotriz y solar, o las soluciones “inspiradas en la naturaleza” como el diseño de materiales inspirados en procesos biológicos.
Beneficios de las soluciones basadas en la naturaleza en entornos urbanos
a) Mejora del clima urbano
Uno de los grandes problemas en las ciudades es el efecto isla de calor, causado por la acumulación de calor en el asfalto y zonas edificadas. Las infraestructuras verdes, como las azoteas y paredes vegetales o los refugios climáticos, ayudan a reducir la temperatura urbana al proporcionar vegetación, sombra y evaporación del agua. Un informe del año 2023 de la revista The Lancet en casi un centenar de ciudades europeas -57 millones de habitantes- indicaba que un tercio de las 6.700 muertes prematuras debido a este fenómeno podrían evitarse plantando un 30% más de árboles.

© ISGlobal/The Lancet
b) Reducción del riesgo de inundaciones
El sellado del suelo en entornos urbanos impide la absorción del agua de lluvia, lo que incrementa el riesgo de inundaciones. Las SBN, como los humedales urbanos y los jardines de lluvia, permiten la infiltración del agua en el suelo, reduciendo la carga sobre los sistemas de drenaje convencionales.
c) Mejora de la calidad del aire
La contaminación es un grave problema de salud en muchas ciudades. La creación o restauración de corredores verdes y la plantación de árboles urbanos favorecen la captura de contaminantes, mejorando la calidad del aire y reduciendo enfermedades respiratorias. El último gran informe publicado por The Lancent Planetary Health en el año 2022 con datos de 13.000 urbes concluía que la contaminación del aire en las ciudades provocó en el año 2019 más de 1,8 millones de muertes prematuras en todo el mundo.
d) Fomento de la biodiversidad
Las SBN proporcionan hábitats para especies de flora y fauna, lo que ayuda a restaurar ecosistemas urbanos degradados y a promover la conectividad ecológica dentro de la ciudad.
e) Beneficios sociales y económicos
El acceso a espacios verdes mejora la salud mental, fomenta la cohesión social y aumenta el valor de las propiedades. Además, el desarrollo de infraestructuras verdes puede generar empleo en sectores como el paisajismo, la restauración ecológica y el turismo urbano. Un reciente estudio de ISGlobal publicado en la revista Environment International ha concluido que implementar ejes verdes en toda la ciudad de Barcelona (España) podría reducir un 13% el consumo anual de antidepresivos y las visitas a profesionales de la salud mental.

© ISGlobal/Environment International
Ejemplos de soluciones basadas en la naturaleza en ciudades
a) Bosques urbanos y corredores ecológicos
Ciudades-estado como Singapur han implementado corredores ecológicos que conectan parques y reservas naturales, promoviendo la biodiversidad y ofreciendo espacios de recreación a los ciudadanos. Asimismo, el Anillo Verde de Vitoria (España) es un conjunto de parques que rodean la ciudad. Tiene su origen en un proyecto de restauración medioambiental iniciado en 1993 que ha transformado la periferia degradada en un espacio natural de alto valor ecológico y en la principal zona recreativa de la ciudad.
b) Azoteas y paredes verdes
En París (Francia) y Toronto (Canadá) las azoteas verdes han sido promovidas mediante incentivos fiscales y nueva normativa, reduciendo el consumo energético de los edificios y mejorando el confort térmico de la ciudad.
c) Infraestructura azul: ríos y humedales urbanos
En Copenhague (Dinamarca) se han desarrollado parques inundables y canales para gestionar el exceso de agua de lluvia de manera sostenible, reduciendo el riesgo de inundaciones y mejorando la estética urbana. Asimismo, el parque urbano inundable de la Marjal en Alicante (España) se construyó para evitar los daños ocasionados por las inundaciones que tenían lugar como consecuencia de los episodios de lluvias intensas asociados a fenómenos atmosféricos como gotas frías o Danas.
d) Agricultura urbana y jardines comunitarios
En Detroit (EE.UU.) la agricultura urbana ha permitido reutilizar terrenos baldíos, mejorando la seguridad alimentaria y proporcionando empleo a personas y comunidades vulnerables.
Conclusión:
El cambio climático ya está afectando a nuestras vidas urbanas y supone uno de los riesgos más importantes a los que se enfrenta la humanidad. El sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), publicado en 2022, reflejó una vez más que los cambios del sistema climático generados por la actividad humana constituyen una amenaza cada vez más grave para nuestro bienestar y la salud del planeta. Debemos construir sobre la ciencia y la naturaleza, que nos están alertando del problema, pero también nos proporcionan las soluciones y la ambición hacia la que nos tenemos que dirigir.
A pesar de sus múltiples beneficios, las soluciones basadas en la naturaleza se enfrentan aún a diversas barreras para su adopción a gran escala en las ciudades: falta de financiación (la inversión en SBN a menudo compite con proyectos de infraestructura tradicional), desconocimiento y resistencia al cambio (falta de información sobre los beneficios o una visión político-social negacionista o escéptica), necesidad de planificación interdisciplinaria (colaboración compleja entre arquitectos, ingenieros, urbanistas, medioambientalistas y comunidades locales), etc.
Pero lo cierto es que las SBN representan una estrategia viable y sostenible para enfrentarse a los retos urbanos del siglo XXI. Su aplicación no solo mejora la resiliencia climática de las ciudades, sino que también genera bienestar social y beneficio económico. Para lograr su adopción a gran escala es esencial fomentar políticas públicas favorables, aumentar la inversión y promover la educación medioambiental en la sociedad. Solo así podremos construir ciudades más verdes, habitables y sostenibles para las futuras generaciones.
*Carlos García – Bañón es profesor adjunto del Máster en Smart Cities de EADIC
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