Por Cristina Montanari
Profesora de Estudios Europeos y Relaciones Internacionales
Desde sus inicios, la paz es el valor esencial y base sólida de los cimientos de la construcción europea. La Comunidad Económica Europea entonces, hoy denominada Unión Europea, fue fundada sobre las brasas de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial con el firme propósito de crear una Europa en la que no fuera posible la guerra nunca más. Por eso enemigos históricos como Francia y Alemania e Italia, o socios como Bélgica, Luxemburgo o Países Bajos firman en 1951 en Paris el Tratado por el que se crea la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) poniendo en común las industrias y producciones de estas dos materias para controlar la construcción de armas, representa además el primer paso hacia la integración europea.
Más adelante, en 1957, se firman en Roma los tratados constitutivos de la Comunidad Económica Europea (CEE) y de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom). El objetivo de ésta última era coordinar el suministro de materiales fisionables y los programas de investigación iniciados o previstos por los distintos Estados con miras a la utilización pacífica de la energía nuclear.
También desde los inicios se pensó en la creación de la Comunidad Europea de Defensa para la integración militar y defensiva de Europa. Fue firmado por todos los representantes de los seis Estados miembros, pero finalmente fracasó al no ser ratificado por la Asamblea Nacional francesa. El hundimiento de este proceso supuso un duro golpe para la construcción europea. Hubo que esperar muchos años después al Tratado de Ámsterdam en 1999, en el cual por fin se incluye tímidamente un inicio de política común de defensa, la PESD hoy denominada PCSD.
Recientemente, con del triste tercer aniversario de la guerra en Ucrania y la nueva geopolítica que impone Trump, nombrado en enero pasado presidente de Estados Unidos, Europa acelera sus intentos de crear la tan necesaria Comunidad, que quizás ahora debiera mejor llamarse Unión Europea de Defensa.
El pasado 6 de marzo de 2025 se reunió de manera extraordinaria el Consejo Europeo con los líderes europeos. En dicho Consejo se propone acelerar todas las líneas de trabajo para reforzar la preparación de una Defensa Europea y sus capacidades y financiaciones necesarias en los cinco próximos años hasta el 2030. Se presentó el 19 de marzo de 2025 el Libro Blanco sobre la defensa europea que esboza un nuevo planteamiento en materia de defensa e identifica las necesidades de inversión y el Plan ReArmar Europa plantea el refuerzo de las capacidades de defensa paneuropeas con nuevos instrumentos financieros.
Ursula Von der Leyen, reelegida en 2024 presidenta de la Comisión Europea declaró: “la era de los dividendos de la paz ha terminado. Ya no podemos dar por sentada la arquitectura de seguridad de la dependíamos. Europa está dispuesta a intensificar sus esfuerzos. Debemos invertir en defensa, reforzar nuestras capacidades y adoptar un enfoque proactivo en materia de seguridad. Estamos tomando medidas firmes al presentar una hoja de ruta de “Preparación 2030”, con un aumento del gasto en defensa e importantes inversiones en capacidades industriales de defensa. Debemos comprar más producción europea, y también estimular la innovación, así como crear un mercado de equipos de defensa a escala de la Unión Europea”.

soldado europeo
La semana pasada, los días 20 y 21 de marzo, en el último Consejo Europeo de Bruselas, los dirigentes europeos orientan el tema de la defensa hacia la necesidad de dar una respuesta europea a las amenazas, conflictos y las crisis para proteger a los ciudadanos y el apoyo a los países socios en el desarrollo de capacidades. En definitiva, la UE se compromete a hacerse más responsable de su propia defensa y equiparse mejor para los mencionados retos inmediatos y futuros.
El Parlamento Europeo presentó a su vez los resultados de las encuestas del Eurobarómetro se revela que los un 66% ciudadanos europeos quiere que la UE juegue un papel más relevante en su protección frente a crisis globales y riesgos de seguridad; el 36% considera la defensa y la seguridad como una de las prioridades europeas; asimismo nueve de cada diez europeos (89%) afirman que los Estados miembros deberían actuar con mayor unidad ante los desafíos globales.
Y en este sentido, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola declaró: que «Dos tercios de los europeos quieren que la UE juegue un papel más importante en su protección. Esta es una llamada clara a la acción, a la que responderemos. Europa necesita ser más fuerte para que sus ciudadanos se sientan más seguros. Además, el Parlamento Europeo garantizará que cada propuesta presentada sea lo suficientemente audaz y ambiciosa como para hacer frente al grave nivel de amenaza que enfrentamos. Europa debe dar un paso adelante hoy o corre el riesgo de quedar relegada mañana».
Como conclusión, esta encuesta muestra niveles históricos de aprobación a la pertenencia a la UE, vinculados a los objetivos y valores de paz y de seguridad.

Cristina Montanari
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