Por Carmen Obregón 

Redactora Macro y Fical . The Objetive 

España vive un fin de ciclo político, que se podrá dilatar, más o menos, en función de la velocidad de la acción judicial. Pero esto son habas contadas. Prácticamente, ya nadie cuestiona este devenir, porque son muchos los sectores -algunos de los cuales han estado siempre callados, y otros contrarios a las informaciones de muy pocos medios de comunicación-, que hoy dan por amortizada la carrera política de Pedro Sánchez.

Un alud de escándalos de corrupción le adornan por todos los frentes de su partido -el PSOE-, de su familia y, de su Gobierno. Y el Parlamento no se anda a la zaga, con una sede de la soberanía popular agónica, bloqueada, sin presencia e, incapaz de dar luz verde desde hace años, a unos presupuestos generales ni a ningún otro tipo de proyecto, pese a contar con un fino hilo de oxígeno que, de momento, le insuflan con dificultades sus socios de investidura.

De hace unas semanas, a esta parte, la ofensiva contra el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, y más en concreto contra el Partido Socialista Obrero Español, es incesante. Esta corriente se extiende desde Europa -cuyas instituciones siempre han sido equidistantes, por no decir mudas- de manera portentosa.

Rueda prensa Pedro Sanchez

Rueda de Prensa Pedro Sánchez

El favor de Europa se desvanece

Bruselas ha censurado la amnistía española que Conde-Pumpido ha otorgado de legalidad desde el Tribunal Constitucional con la mayoría progresista y Felipe González ha calificado de  “vergüenza” y “barrabasada”, el pasado 26 de junio.

En la evaluación del último semestre, la Comisión tampoco ve ahora tan clara la sostenibilidad de la reforma de pensiones de José Luis Escrivá, mientras este se acaba de cargar de un plumazo el análisis de una de las partidas que más engorda el gasto público y hace crecer la deuda del Estado. Y la Fiscalía Europea, en esta sucesión de pronunciamientos, también ha atrevido a imputar al empresario oscense, Juan Carlos Barrabés, tras encontrar irregularidades y, posible manipulación de concursos sufragados con fondos europeos, en los contratos que Begoña Gómez avaló por carta.

El favor de Europa se desvanece. Y también el de las inversiones. El último índice de confianza que mide las inversiones extranjeras directas acaba de quitarle a España el podium 10 del escalafón de 25 países. Nuestro país ha pasado del puesto 8 que ocupaba en 2023, al puesto 11 este año. La inseguridad jurídica, los largos procesos judiciales, la fiscalidad o la inestable defensa de la protección de los derechos de propiedad constituyen elementos suficientes para que nuestros inversores internacionales hayan rebajado su interés por el terreno patrio.

España, dice el informe de la consultora internacional Kearney, ha perdido competitividad frente a Alemania, Francia e Italia -que ya ha logrado adelantarnos en este ránking de confianza-, reflejándose, a su vez, un retroceso general de la UE, frente a potencias como EE. UU., Japón y China.

Entretanto, el mayor banco de inversión del mundo, JP Morgan, acaba de enviar un mensaje con lazo rojo al Gobierno de Pedro Sánchez, afirmando que lo mejor que puede hacer el actual jefe del Ejecutivo es convocar elecciones que aporten una estabilidad que se consume día a día. «El escándalo ha dañado la imagen del Gobierno, y su capacidad para sacar adelante reformas se ha visto seriamente comprometida», señala esta firma internacional de servicios financieros.

Los medios extranjeros hablan

El clamor del poder judicial no se queda aparte. Asociaciones de jueces, de inspectores de Hacienda y, de voces socialistas, sobre todo de alcaldes, piden, al igual que JP Morgan, elecciones anticipadas, mientras, los medios extranjeros -esos a los que Pedro Sánchez no se atreve a llamarles la Fachoesfera, y los que nunca metería en una lista de medios censurados por el Congreso de los Diputados, mientras el resto de los compañeros miraban hasta hace poco, para otro lado-, también escriben tribunas, recogiendo el mismo malestar.

Sin duda la de The Times ha sido atronadora, apodando al máximo dirigente socialista, Don Teflón, por su habilidad para escapar de los escándalos. «España merece algo mejor», acuña el rotativo inglés, aventurando que «se ha acabado la fiesta para el presidente español». The Telegraph ha redundado también este término, nombre por el que se le conocía al capo de la mafia neoyorquina, John Gotti.

The Guardian, por su parte, carga contra Pedro Sánchez, al que califica como el «autoproclamado azote de la corrupción» sumido en «una cuenta atrás final». Además, el diario británico, fundado en 1821, también se pregunta si «el gran superviviente de la política española» llegará a la cita electoral de 2027, a pesar de que su partido, está atrapado por numerosos informes de la UCO.

Los sondeos ya detectan el cambio

Los últimos sondeos españoles -sin contar, claro está, las inestimables apreciaciones del CIS para la carrera de Sánchez-, tampoco están de su parte y ya perciben, como muchos empresarios, que España se encuentra en un fin de ciclo político, que conviene resolver lo antes posible. Se trata de -insisten quienes así se pronuncian-, en dejar de hablar a las urnas, y en no deteriorar los intereses de la mayoría de los españoles, si no queremos que este tsunami se lleve por delante las pocas instituciones que quedan vírgenes, y el crecimiento económico se desacelere, aún más, como ya detectan con preocupación, algunos indicadores relevantes.

 

Carmen Obregon

Carmen Obregón

*Este artículo va dedicado con todo mi cariño a la familia del primer y más brillante consultor político de España, José Luis Sanchís, a quien recientemente hemos perdido. José Luis, gracias por tu amistad y sabiduría.

 

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