Una nueva sección con la que iremos publicando retratos de políticos de diferentes ideologías con la idea de conocer a la persona independiente de su faceta política.
Gerardo Fernandez Albor fue piloto de joven, cirujano antes de ser el primer presidente de la Xunta de Galicia, senador, eurodiputado y presidente de las Comisiones de Asuntos Exteriores y de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo. Presidió la Comisión especial para la reunificación alemana, donde desempeñó un papel activo, y comprometido, para el proceso de unificación de las dos Alemanias, tras la caída del muro de Berlín el 3 de octubre de 1990.
Por su mérita labor y expreso deseo del presidente del Bundestag, Norbert Lammert, el retrato permanece en la galería de ilustres del Parlamento alemán ocupando un lugar destacado. Recibió la máxima condecoración del Gobierno germano, la máxima distinción, La Gran Cruz del Orden al Mérito con Estrella. El día 3 de septiembre de 2009, el Bundestag alemán colgó el retrato en su sede de Berlín en la sala II de protocolo de la planta de presidencia del Reichstag, con vistas hacia la Puerta de Brandenburgo, en el edificio restaurado por Norman Foster.
Rita Martorell, pintora suiza, retrató en 1994 a Punset con solo 23 años. Tras visitar el Parlamento Europeo en 1995 retrató a varios eurodiputados y personalidades como Enrique Barón, Fernando Morán, Abel Matutes, Duran i Lleida, entre otros. Por medio del secretario general del Patronato Catalán ProEuropa, Carlos A. Gasòliba, conoció a Gerardo Fernández Albor, “me impresionó por su actitud pausada y amable y por sus valores, teniendo la gran suerte de que me encargó su retrato”
Descubrió enseguida la naturalidad, la espontaneidad y la bondad de Fernández Albor que “destacó desde un principio y todo el mundo le dedicaba una sonrisa o un saludo cuando transitaba por los pasillos del Parlamento. Me di cuenta de que era una persona muy popular y apreciada”, explica.
Cuando describe la personalidad piensa en su alma enorme y gran corazón. “Es sabio, sensible, paciente y con voluntad.” Estos adjetivos le permitieron realizar un retrato de gran dimensión, con técnicas expresionistas y fauves, a través de unos tonos verdes como la naturaleza de Galicia.
En el lienzo pudo manifestar tal y como percibía al personaje: “Albor era un hombre que emanaba seguridad en sí mismo e inteligencia. Posaba rigurosamente con los brazos cruzados y con una aparente mirada nostálgica hacia el horizonte.
Rita destaca su absoluto amor por su tierra. “Alguna vez cuando permanecía de pie durante la sesión de pintura, me contaba con toda su profundidad emocional sobre las tradiciones y la cultura gallega, sobre los paisajes y la sociedad. Se podía percibir a un político que llevaba a su pueblo dentro, en su corazón y en su mente. Era un gran europeísta con arraigadas raíces gallegas”.
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