Por Cristina Montanari
Profesora de Relaciones Internacionales y Estudios Europeos
Desde que la Unión Europea recibiera en 2012 el prestigioso premio Nobel de la Paz por su contribución al avance de la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa, algo ha llovido e incluso me atrevo a decir, tronado. Muchas situaciones extremas han puesto en jaque su equilibrio y sus valores. En el interior de la Unión Europea algunos países como Polonia o Hungría retroceden en derechos adquiridos e incluso promueven y potencian políticas contrarias al Estado de derecho. Desde fuera de Europa han llegado presiones como las crisis migratorias o la pandemia del Covid y en el mismo límite de las fronteras de la UE la guerra en Ucrania y en la ribera sur del Mediterráneo la guerra entre Israel y Hamás.
Para centrar el tema cabe recordar que los valores de la UE están recogidos en el artículo 2 del Tratado de Lisboa: “La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.”
También están plasmados en La Carta de los Derechos Fundamentales de la UE: “Los pueblos de Europa, al crear entre sí una unión cada vez más estrecha, han decidido compartir un porvenir pacífico basado en valores comunes.
Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios de la democracia y el Estado de derecho. Al instituir la ciudadanía de la Unión y crear un espacio de libertad, seguridad y justicia, sitúa a la persona en el centro de su actuación.
La Unión contribuye a defender y fomentar estos valores comunes dentro del respeto de la diversidad de culturas y tradiciones de los pueblos de Europa, así como de la identidad nacional de los Estados miembros y de la organización de sus poderes públicos a escala nacional, regional y local; trata de fomentar un desarrollo equilibrado y sostenible y garantiza la libre circulación de personas, servicios, mercancías y capitales, así como la libertad de establecimiento.
Para ello es necesario, dándoles mayor proyección mediante una Carta, reforzar la protección de los derechos fundamentales a tenor de la evolución de la sociedad, del progreso social y de los avances científicos y tecnológicos.”
En resumen, La Carta de los Derechos Fundamentales de la UE protege los derechos humanos, entre ellos el derecho a no sufrir discriminación por razón de sexo, origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual, el derecho a la protección de los datos personales, y el derecho de acceso a la justicia.
Exponemos a continuación los valores que rigen la Unión Europea: la Dignidad, la-s Libertad-es, la Igualdad, la Solidaridad y la Justicia enmarcados en Estados con democracia representativa:
La Dignidad es inviolable. Debe ser respetada y protegida y constituye la auténtica base de los derechos fundamentales. Comprende el derecho a la vida, a la integridad física y psíquica de la persona; la prohibición de la tortura y de las penas o los tratos inhumanos o degradantes y la prohibición de la esclavitud y del trabajo forzado.
La-s Libertad-es europeas comprenden: el derecho a la libertad y a la seguridad; la libertad de circulación que otorga a los ciudadanos el derecho a circular, trabajar y residir libremente dentro de la Unión, la protección de datos de carácter personal; el derecho a contraer matrimonio y derecho a fundar una familia; la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; la libertad de expresión y de información; la libertad de reunión y de asociación; libertad de las artes y de las ciencias; derecho a la educación; Libertad profesional y derecho a trabajar; libertad de empresa; derecho a la propiedad de bienes y la intelectual; derecho de asilo y la protección en caso de devolución, expulsión y extradición.
La Igualdad significa que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos ante la ley. El principio de igualdad entre hombres y mujeres sustenta todas las políticas europeas y es la base de la integración europea. Se aplica en todos los ámbitos. El principio de la igualdad de retribución por un trabajo igual se introdujo desde los inicios de la andadura europea en el Tratado de Roma en 1957. Implica también la igualdad, la no discriminación, el reconocimiento y respeto de la diversidad cultural, religiosa y lingüística; los Derechos del niño; los Derechos de las personas mayores e Integración de las personas discapacitadas.
La Solidaridad incluye el derecho a la información y consulta de los trabajadores en la empresa; derecho de negociación y de acción colectiva; derecho de acceso a los servicios de colocación para todas las personas; protección en caso de despido injustificado; Condiciones de trabajo justas y equitativas; prohibición del trabajo infantil y protección de los jóvenes en el trabajo; la compatibilidad de la vida familiar y la vida profesional; seguridad social y ayuda social; protección de la salud; acceso a los servicios de interés económico general; protección del medio ambiente; protección de los consumidores.
Estado de Derecho y Justicia: la Unión Europea se basa en el Estado de derecho. Todas sus actividades se rigen por los tratados, acordados voluntaria y democráticamente por los países de la UE. El Derecho y la justicia son defendidos por un poder judicial independiente. Los países de la UE han otorgado al Tribunal Europeo de Justicia la competencia de pronunciarse de manera definitiva; sus sentencias han de ser respetadas por todos los Estados Miembros de la UE.
Incluye el derecho a la tutela judicial efectiva por jueces imparciales; la presunción de inocencia y los derechos de la defensa; los principios de legalidad y de proporcionalidad de los delitos y las penas; derecho a no ser juzgado o condenado penalmente dos veces por la misma infracción.
Democracia: El funcionamiento de la UE se basa en la democracia representativa. Un ciudadano europeo goza automáticamente de derechos políticos. Todos los ciudadanos adultos, en algunos estados incluso desde los dieciséis años de la UE tienen derecho a votar y a desde la mayoría de edad, los dieciocho años, a presentarse como candidatos en las distintas elecciones que veremos en detalle un poco más abajo al desarrollar la ciudadanía europea.
A estos valores, principios y derechos se añade la ciudadanía europea que no excluye, sino que completa la ciudadanía nacional que otorga a sus ciudadanos cada uno de los Estados Miembros de la Unión Europea. Por la misma se adquiere el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones al Parlamento Europeo; derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales del país de la UE de origen o de residencia; el derecho a una buena administración; el derecho de acceso a los documentos públicos que producen las administraciones; a elevar quejas y recibir la protección del defensor del pueblo europeo; el Derecho de petición; las ya mencionadas Libertad de circulación y de residencia y también la protección diplomática y consular por cualquier Estado miembro de la UE que esté en posición de ofrecerlas, en ausencia de presencia de nuestro Estado de origen en la zona del mundo donde cualquier ciudadano de la UE se encuentre y la necesite.
Estos valores y derechos deben de ser respetados y protegidos por todos cada día. Ante las derivas nacionalistas y los riesgos al respeto del Estado de derecho en algunos países miembros de la UE, ésta cuenta con el régimen general de la condicionalidad. La misma implica la suspensión de pagos de los fondos europeos entre otros, los cuales deberán ser abonados por los Estados Miembros en cuestión. De esta manera se pone freno a estas derivas y protege el Estado de derecho, condición necesaria para ser miembro de la Unión Europea y permanecer en ella.
Vivimos un momento de pérdida de valores, no solo en algunos Estados de la UE, sino en muchas otras regiones del mundo. Es urgente, para no perder la esencia del proyecto europeo y la de cada uno de sus ciudadanos, cultivar la Humanidad y el Humanismo unificadores, frente a todos los peligrosos -ismos disgregadores. De todos y cada uno de nosotros depende el conseguir una Europa mejor en un mundo mejor.
Cristina H. Montanari es miembro del Comité Editorial de Magazine CompoLider
*CompoLider no se hace responsable de las opiniones de los autores en los artículos.